Desde la creación del Registro Civil hasta el año 1999 todos los españoles con padres conocidos hemos sido inscritos con los apellidos paterno y materno, por este orden. Nuestros padres únicamente tenían capacidad para elegir el nombre de pila. Pero es a partir de este año cuando se introdujo en el Registro una novedad sustancial: los padres serían quienes decidirían también el orden de los apellidos de sus hijos. Una medida que pretende equiparar a los progenitores y que ha dado lugar a cierto revuelo y comentarios muy diversos en prensa.
En la reforma se recogía que en última instancia, cuando no hubiera acuerdo, regiría el orden tradicional. Ello creaba obviamente una situación de ventaja para el progenitor partidario del sistema “clásico”; no tenía más que oponerse a la inversión para que prevaleciera su opción. Para corregirlo, en 2011 nuestros políticos plantearon nuevas fórmulas tan pintorescas como la de recurrir, ante el desacuerdo, a que se optase por el orden alfabético o incluso se produjera un sorteo de apellidos. Finalmente, se aprobó otra opción también discutible pero razonable: “el encargado acordará el orden de los apellidos atendiendo al interés superior del menor”. En el fondo, lo que se pretende es que los padres sean suficientemente responsables como para elegir un orden y, si no lo son, que la administración supla esta incapacidad para evitar que un hijo quede sin su incuestionable derecho a tener reconocida una identidad plena.
Ahora bien, desde la perspectiva de la tradición española en cuanto al uso de apellidos podemos plantearnos varias cuestiones. ¿Debería seguir prevaleciendo el apellido paterno por ser una tradición inmemorial de nuestro país? ¿dará lugar al caos el hecho de que cada familia opte por un orden de apellidos? ¿tendrá inconvenientes de algún tipo para los hijos? ¿y si éstos no están de acuerdo con el orden elegido? Y podemos añadir, pensando en clave de historia familiar ¿será un problema para los genealogistas del futuro?
Pues bien, analizando la cuestión, tan sólo he podido encontrar razones a favor de la libre elección del orden de los apellidos:
Por tanto, evitemos prejuicios infundados y afrontemos esta cuestión desde la racionalidad y la equidad. Cierto es que si acordar los nombres de pila ya podía generar estrés, esta novedad de la elección del orden añadirá otro debate familiar más, pero podríamos decir que forma parte de la responsabilidad que se asume trayendo al mundo un nuevo ser. Como resultado, habremos conseguido que los padres podrán, a partir de ahora, sentirse aún más vinculados con algo tan esencial para sus hijos como es el nombre y los apellidos.
Antonio Alfaro de Prado
Mi vecino de apellido Pantuso, era hijo de un famoso criminal, y yo no lo sabía porque el verdadero apellido era Mancuso…!!!
Lógico, cuando se da la mala suerte de tener un apellido “maldito” es mejor evitarlo, no tiene sentido pagar por los errores de un antepasado!
Hola Antonio,
Excelentes reflexiones.
Hace tres años escribí un artículo explicando lo mismo, http://tataranietos.com/2013/12/06/el-desorden-de-los-apellidos, y no te imaginas los comentarios que leí en contra de elegir el orden de apellidos de algunos aficionados a la genealogía. Los argumentos era que siempre se había hecho así, cuando no era verdad, y que vaya faena para los genealogistas del futuro, cuando eso no va a ser ningún problema como tú bien indicas.
Un abrazo
Hola Mireia ¡estamos en la misma línea! Parece mentira cómo se consideran tradiciones algunas prácticas tan recientes en términos históricos. Chocante, cuando menos, que personas como Armand de Fluvià se opongan al cambio. Él ha conocido, como yo respecto a mi abuela materna, que en Cataluña hasta hace no demasiados años se seguía llamando a las mujeres por el apellido del marido aunque ya se hubiera oficializado la práctica española del doble apellido. Doble apellido y elección de orden ¿cabe un sistema más equitativo?
Hola Antonio,
Pues sí, parece mentira que un genealogista tan importante hiciera en su día esas declaraciones.
Tú lo has dicho doble apellido y elección de orden es el sistema más equitativo.
Un abrazo!
Muy buena reflexión Antonio.
Aunque, a primera vista, la alteración de las normas de registro de apellidos pueda parecer un problema, no es mas que un cambio de normativa para adaptar estos registros a lo que demanda la sociedad actual. Demandas como la paridad de géneros, la libertad personal de elegir cómo quiere cada uno llamarse, los distintos tipos de familia… Y estos cambios no deben tomarse como un obstáculo, si no que deberíamos, como investigadores, adaptarnos a las circunstancias de la época en que estamos indagando. Como hacemos con cada época.Totalmente de acuerdo contigo.
Un saludo
Gracias Eugenio, desde luego son más las ventajas que los inconvenientes de esta nueva regulación ¡para una vez que recuperamos algo de libertad no queramos dar marcha atrás!
Saludos!
De seguro este sistema será mejor, pero aún siento que es muy restrictivo el hecho de que estén obligados a inscribir dos apellidos. En ese sentido veo más libre el sistema argentino que permite inscribir un sólo apellido, apellidos compuestos o dos apellidos, en cualquier orden. Pero eso ya sería mucho para España, creo. Devendría el problema de elegir cuál apellido otorgar, siendo que ya es costumbre los dos apellidos… aunque a veces uno no quiere dar su apellido, cualquiera sea la razón.
BUENAS NOCHES SOY ECUATORIANO MI NOMBRE ES TYRONE EDUARDO LEIVA CASTRO QUIERO SABER SI PUEDO SOLICITAR LA RESIDENCIA ESPAÑOLA SI EL ORIGEN DE MI APELLIDO ES ESPAÑOL
Hola. Necesito la partida de nacimiento de mi madre nacida en Sanntnder en 1916. Como puedo obtenerla? Gracias